Todo el mundo, en mayor o menor medida, conoce los efectos del café sobre el organismo. Esta “sustancia alcaloide es psicoactiva por lo que activa el sistema nervioso central para responder ante los estímulos. Además, elimina los síntomas de somnolencia, incrementando el nivel de alerta”, describe a CuídatePlus Francisco J. Amaro-Gahete profesor del Departamento de Fisiología de la Universidad de Granada; y miembro del Grupo de Investigación Profith (Promoting Fitness & Health Through Physical Activity) UGR-Imuds (Unidad de Excelencia en Ejercicio, Nutrición y Salud.
Estas propiedades convierten al café en el producto estrella de los desayunos y las sobremesas. Ayuda a comenzar el día y a estar despierto para afrontar la tarde. Pero esta no es la única propiedad saludable del café. Otros beneficios demostrados son que “reduce el riesgo de mortalidad por todas las causas, de mortalidad por cáncer, mortalidad cardiovascular. Muy especialmente de diabetes y de cáncer de hígado”.
¿Y si además de todo esto el café ayudará a adelgazar?
Un reciente estudio realizado por investigadores de la Universidad de Granada; señala que la cafeína no sólo nos ayuda a despertarnos y a estar más sanos. Sino que, además, puede ayudarnos a adelgazar, eso sí, asociado a la actividad física.
Como señala Amaro-Gahete, uno de los autores de esta investigación, en deportistas. “la cafeína se ha usado desde hace años para incrementar el rendimiento deportivo tanto en disciplinas aeróbicas como en disciplinas de fuerza y velocidad”. De hecho, “es una sustancia aprobada por los organismos y que se puede usar en competición”.
Las condiciones ideales
Infinidad de estudios avalan las propiedades de la cafeína en deportistas en relación a su consumo previo a la competición y en diferentes disciplinas. Sin embargo, hasta ahora no se había analizado el impacto de su ingesta en la pérdida de peso. “No hay estudios que analicen la influencia de la cafeína en la oxidación de la grasa tras la aplicación de una sesión de entrenamiento”. Señala el autor principal del estudio.
La conclusión principal de este estudio es que la ingesta de cafeína (unos 3 mg / kg, es decir, el equivalente a un café bien cargado, en una persona sana) media hora antes de realizar ejercicio físico aeróbico o de fuerza aumenta notablemente la quema de grasa. Como matiza el autor, la cafeína ingerida. “No tiene porqué proceder del café, sino que también puede obtenerse de otras bebidas como el té, la hierba mate o el guaraná”.
En el trabajo publicado en la revista Journal of the International Society of Sports Nutrition, los investigadores se plantearon averiguar si la cafeína, una de las sustancias ergogénicas más consumida en el mundo para mejorar el rendimiento deportivo. Realmente incrementa la oxidación o “quema” de grasas durante el ejercicio.
Para ello, participaron un total de 15 hombres (de 32 años de edad media). Que completaron una prueba de ejercicio cuatro veces en intervalos separados por siete días.
Los sujetos ingirieron 3 mg / kg de cafeína o un placebo a las 8 de la mañana y a las 5 de la tarde (cada sujeto completó las pruebas en las cuatro condiciones en un orden aleatorio). Se estandarizaron estrictamente las condiciones previas a cada prueba de ejercicio (horas de ayuno, realización de ejercicio físico o consumo de sustancias estimulantes) y se calculó, en respuesta a la misma, la oxidación de grasas durante el ejercicio.
Para ello utilizaron un “sistema de calorimetría indirecta” con la que analizaron los gases. Registraron la cantidad de oxígeno que tomaron durante el ejercicio así como la cantidad de dióxido de carbono que se produjo durante el mismo. A través de diferentes fórmulas los autores calcularon cuál era la oxidación de sustratos energéticos, de grasa y de carbohidratos, en cada uno de los individuos.
Los autores vieron que tras la ingesta de cafeína 30 minutos antes del ejercicio físico. “Independientemente de la hora del día a la que se consumiera; había un incremento de la máxima oxidación de grasa” indica Amaro-Gahete. La pérdida de grasa existía tanto por la mañana como por la tarde, pero vieron que durante la tarde los resultados eran aún mejores, es decir, que el hecho de tomar la cafeína durante la tarde hacía que se quemara aún más grasa.
¿Por qué?
Según Amaro-Gahete, “el propio ejercicio per sé produce una llamada descarga de catecolaminas, de hormonas tipo adrenalina, que nos activan y que, además, está relacionada con la lipolisis (proceso del organismo que degrada los lípidos ingeridos o almacenados en el tejido adiposo) y con la ruptura de triglicéridos, una acción que aumenta durante la tarde, lo que favorece una mayor quema de grasa”. Además, “la temperatura corporal es mayor por la tarde, lo que también ayudaría a la quema de grasa”. Sin embargo, como apunta el autor, “son todo hipótesis”.
El hecho de tomar la cafeína o el café cargado media hora del ejercicio tiene su explicación en la metabolización. Según informa Amaro-Gahete, “el tiempo que tarda en hacer su efecto oscila entre los 10 minutos y los 30, dependiendo de la persona”, apunta Amaro-Gahete.
Por tanto, las condiciones ideales para lograr la quema de grasas serían: tomar un café (o similar) bien cargado, 30 minutos antes del ejercicio, por la tarde y, a ser posible, con unas horas de ayuno. Tal y como indica el experto, “el hecho de desayunar o comer antes del ejercicio hace que aportemos hidratos de carbono (principal sustrato de energía) al organismo y que el cuerpo tenga una alta disponibilidad de ellos en el torrente sanguíneo y que sea más fácil llegar a ella”.
Ayunar tiene sus ventajas
Porque “la horas previas al ejercicio no se ha ingerido nada por lo que el remanente de glucosa que tenemos en la circulación es menor por lo que el cuerpo tirará de las reservas que tiene”. Según apunta el experto, “ayunar entre 3 y 4 horas antes del ejercicio e ingerir un café cargado media hora antes de su práctica por la tarde son las circunstancias ideales para oxidar más grasa”.
Es importante señalar que, aunque el estudio se realizó en hombres, las conclusiones del mismo se podrían extrapolar en mujeres, según indica el autor.